jueves, 30 de septiembre de 2010

ARQUITECTOS: Manuel de Oraá y Arcocha


(1)Manuel de Oraá y Arcocha
La importancia de Manuel de Oraá en la arquitectura contemporánea canaria es fundamental en la categorización profesional, coincidiendo con los periodos en que se fomento la regularización urbanística y constructiva.
Oraá llega a Canarias, desde Madrid, en 1847, a los 25 años con los títulos de Arquitecto por la Academia de San Fernando y el de Director de Caminos Vecinales.
Inmediatamente se hace cargo de las obras del Teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife, siendo nombrado, al poco tiempo, arquitecto municipal de la ciudad, cargo que ocupa hasta 1853, en que es designado arquitecto provincial, simultaneando ambos cargos.
Es un personaje de atractiva e insólita trayectoria. Enlaza con Cándida Cólogan, hija del Marqués de Sauzal. En 1882 vuelve a la península con el propósito de emprender actividades, como proyectos arquitectónicos en Madrid y Segovia, proyecto de tranvía para Madrid y otros negocios, todo ello sin los resultados perseguidos por lo cual regreso a Tenerife en 1877.
Obtiene los títulos honoríficos de Caballero de la Orden de Isabel la Católica y de la Orden de Santiago. Su militancia en el carlismo le obliga a exiliarse a Francia con su familia.
Interviene en la última guerra Carlista, hasta que las decepciones profesionales e ideológicas le fuerzan a volver a Canarias, donde muere en 1889.
La llegada de Oraá a las islas supuso el trastoque de la situación del gremio local. Es un hombre que posee información exhaustiva sobre la legislación de la constitución y vela constantemente por su cumplimiento.
Suscita, de esta forma, duras polémicas con otros profesionales de la arquitectura, que sin tener su cualificación profesional, protagonizan el hecho arquitectónico en el Archipiélago, especialmente los Maestros de Obras.
Plantea además, la estrecha relación entre arquitectura y urbanismo, ideando y planificando una “nueva ciudad”, acorde con el espíritu decimonónico.
Así, Santa Cruz de Tenerife adquiere una nueva fisonomía configurándose como ciudad dirigida hacia el interior, marcada por la profusión de ejes longitudinales y transversales entre espacios abiertos y delimitados el “centro urbano”
El nuevo concepto funcional de la arquitectura que completa el amueblamiento urbano, hace que aparezcan edificios como el teatro, mercado, hospital, centro de enseñanzas etc. relacionados con las exigencias que la incipiente burguesía demandaba, encaminadas hacia la consecución de una ciudad bella.
Su producción presenta un amplio abanico en el terreno de las tipologías arquitectónicas, que avalan su alto prestigio durante su trayectoria profesional.

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